«El día de hoy por fortuna no fue sorpresa porque algo de información mínima tenía de que una cosa muy especial iba a pasar. Había mucha expectativa alrededor de una ceremonia, una ceremonia que era como el cierre (así lo entendí yo desde la información que tenía previa) de un proceso que habían vivido o estaban viviendo mis dos grandes amigos Hernán y Diana en relación a su aniversario de bodas. A mí estas cosas me gustan, tenía como mi expectativa, pero repito, por fortuna no me cogió de sorpresa y estaba un poquito preparada. A pesar de haber estado como preparada para saber qué va a pasar algo seguramente muy especial, viví un momento mágico, conmovedor y diseñado, preparado y llevado a cabo con profesionalismo, experiencia y responsabilidad (yo creo que en este aspecto no es tan importante, aunque lo hubo y se evidenció) pero sobre todo diseñado, preparado y ejecutado desde el amor y para el amor. No sé cuántos minutos duró la ceremonia, puedo decir que fue como un tema atemporal en donde simple y llanamente tuve la oportunidad de sentir otra vez la presencia de Dios, de sentir energía, de reavivar tantas emociones que sabemos que están pero que definitivamente son este tipo de rituales, son los símbolos, son las palabras indicadas en el momento indicado las que nos permiten este reencuentro con las cosas importantes y esenciales, yo lo resumiría en eso. Le agradezco a Hernán y a Diana por habernos invitado y también absolutamente admirada y agradecida con Nora por haber desarrollado este tipo de experiencias como una de sus formas de servirle a los demás. Esto es una verdadera muestra de lo que es servirle a los otros, regalarnos a quienes tuvimos la oportunidad de vivir esto, un espacio que nos llenó, que nos conectó otra vez con lo que somos: con la luz, con el amor, con lo esencial. Y desde ese punto de vista me parece que son espacios que simplemente no tienen precio. Demasiado agradecida estoy con Dios, con la vida, con Hernán y Diana y con Nora y Sara por haber preparado, diseñado y permitido que Jean Paul mi esposo, mi hija y yo pudiéramos ser parte de esto. Y además ver a mi hija de 15 años conmovida y conectada cada minuto de la ceremonia entendiendo y escuchando lo que es importante y lo que es la vida… Eso fue para mí la noche de hoy»-
Adriana Echeverri